El pasado 18 de enero se informó a las autoridades de las Palmas de Gran Canaria y a la prensa local de que, sobre las 15:00 una serie de hombres y mujeres vestidos de negro y con la piel pálida salían a las calles del sur de la isla para manifestar sus derechos.
La primera deducción fue que se trataba de una nueva sub-tribu urbana derivada del gótico; tras haber observado su pálida piel se ordenó que recibieran atención médica urgente pero, cuando lo hicieron y descubrieron que, no sólo no padecían ningún tipo de enfermedad, sino que además, no tenían presión sanguínea.
Estos extraños manifestantes no eran otra cosa que vampiros que salían a la luz a reclamar sus derechos como personas. “El hecho de que tengamos la piel pálida, madamme, y que hayamos vivido muchos años no implica que tengamos que vivir en mausoleos y huir del sol”. De hecho, para demostrar esto, decenas de vampiros se manifestaron bajo el sol durante horas, a pesar de los 38ºC de temperatura que había en la zona.
Esta muestra de crítica al racismo de los vampiros (también llamado vampirismo) ha causado polémica entre los habitantes de Gran Canaria, algunos de ellos han luchado para que vuelvan a los cementerios, otros, para que vivan en las montañas, donde no puedan comerse a sus hijos.
Aunque las demandas de los implicados son claras y concisas, las autoridades parecen reacias a ceder, al menos por ahora.
Otro de los vampiros afectados dijo que “nos tienen miedo porque nos bebemos la sangre de los humanos pero podrían suministrarnos una pequeña cantidad al día por un módico precio… Por cierto, ¿nadie te ha dicho que tienes un grupo sanguíneo apetitoso?”.
*Este artículo está publicado en honor de nuestra reportera, Clorinda del Río. Que descanse en paz*
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